Día terrible y atareado
de los corredores de seguros
que, aún en la niebla, ya dejan sus coches
en las playas de estacionamiento.
Toda América está asegurada
contra la muerte, el fuego, los choques.
Las catástrofes se pagan
con un cheque, una sonrisa y un enérgico apretón
de manos.
Protegido por la Plymouth Mutual Life
Insurance Company,
veo la luna acatarrada que flota
entre refinerías, antenas de TV y una ampulosa
torre rococó.
América aseguró mi vida,
¿Pero quién me asegurará contra la eternidad?
No quiero ser inmortal.
Que mi alma cremada no alcance los ángeles.
Ledo Ivo