Estás a punto de empezar a leer
la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate.
Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se
esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está
la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: «¡No, no quiero ver la
televisión!» Alza la voz, si no te oyen: «¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me
molesten!» Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte,
grita: «¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!» O no lo
digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.
Adopta la postura más cómoda: sentado, tumbado, aovillado, acostado. Acostado de espaldas, de costado, boca abajo. En un sillón, en el sofá, en la mecedora, en la tumbona, en el puf. En la hamaca, si tienes una hamaca. Sobre la cama, naturalmente, o dentro de la cama. También puedes ponerte cabeza abajo, en postura yoga. Con el libro invertido, claro.